Hasta Amberes.

 El día de la partida. Extrañas sensaciones

Nunca hasta ahora había partido hacia un viaje largo con una extraña sensación de opresión. ¿La edad?. Lo dudo. Ya empecé la etapa de los ”nunca hasta ahora” hace más de una década y esto era distinto.

En primer lugar me asalta la incertidumbre de lo que me voy a ir encontrando a lo largo de mi camino y es que el mundo lo siento cada vez más hostil. Lo segundo, es que los años me han hecho sentirme cada vez más cómoda en mi “zona de confort”, en mi casa, y salir de ella para enfrentarme vaya usted a saber con qué, y si voy a ser capaz de solventarlo, cada vez me cuesta más. Dejo la certeza, la rutina, la comodidad, para afrontar la incertidumbre, la improvisación y la incomodidad que todo me genera. Y me sigue encantando viajar. Pero digamos que esto me ha sucedido siempre aunque se va acentuando con los años y la rápida evolución del mundo a nuestro alrededor. Intento adaptarse a ello, y temo no conseguirlo alguna vez.

Pero realmente lo que me produce mayor desasosiego en nuestra amiga peluda Tula con sus 16 años y un mes, como si fuera centenaria para un humano. 
Y es que a su vejez, a sus achaques, se ha sumado un incidente que nos ocurrió el día anterior a nuestra partida. La oímos quejarse en el salón y cuando acudimos a ella nos la encontramos intentando levantarse y había perdido el control de esfínteres. Aparentemente se recuperó bien, relativamente, porque desde ese día está más lenta,  y su trote alegre del que normalmente hacía gala al regresar hacia casa de sus paseos, se ha tornado más lento, cansino y solo lo tiene esporádicamente. Está…más cansada. Y hoy, observándola me da la sensación de que hemos descendido un escalón en su estado. Soy y somos conscientes de la edad que tiene y que desde que estuvimos en Cáceres y se cayó en una cascada, nos ha regalado esos tres años que han pasado. Y también nos consolamos pensando que ha tenido una muy buena vida y que ahora tiene una excelente y tranquila vejez. No sabemos cuándo se irá, por eso decididos salir de viaje. La autocaravana es su casa y ella se pasa el 90 % del tiempo dormitando o durmiendo. No sabemos si será en días, en meses, no creo que hablemos de años, pero la querremos y cuidaremos lo mejor que podamos,… hasta el final. Y ninguno de nosotros quiere decirlo, pero ambos pensamos que este, posiblemente será su último gran viaje...juntos.

25 de abril, jueves.

Itinerario: Solférino-Meung Sur Loire-Dry.

Pernocta: Area de Dry (47.7984, 1.7142),

Hoy, 25 de abril de 2024, parados en el área de Dry (47.7984, 1.7142), cerca de Meung sur Loire a unos kilómetros al sur de Orleans y a una hora y media de Paris, a las casi 18 horas, Tula dormita en su cojín. Su cesto habitual de la autocaravana ha sido sustituido por su cama de Boadilla que aunque más grande y ocupa más espacio, le ofrece mayor comodidad.

24 de abril, miércoles

Itineario: Boadilla del monte-Solférino

Pernocta: aparcamiento en Solférino. (44.1454, -0.9205) 

Partimos ayer sobre las 11 de la mañana rumbo a Holanda, a su primavera, a los campos de tulipanes. El  famoso jardín Keukenhoff cierra sus puertas el 12 de mayo y tenemos entradas para el día 30 de abril.

Ayer nos recorrimos poco más de 500 km desde casa para llegar sobre las 19 horas hasta Solférino (44.1454, -0.9205)  a unos 100 km al sur de Burdeos. Poco que destacar. Paisajes hermosos de primavera donde el color verde tapiza la mayor parte de los campos.  Un mosaico de colores primaverales inundaba en algunos momentos mis ojos que intentaban abarcar los distintos tonos de verde a veces roto por  las florecillas, los campos de un color amarillo intenso de la colza, y los colores rojos o dorados de las tierras en barbecho. Arboles vistiéndose ya suavemente con la pelusa de las incipientes hojas, junto con otros aun desnudos. Luego llegamos a las suaves lomas del país vasco con sus caseríos salpicando aquí  y allá un hermoso paisaje bucólico con sus ovejitas como puntos blancos contrastando con el verde los prados. Tanta palabrería para intentar describir el maravilloso espectáculo de una incipiente primavera…y no se consigue.

Traspasamos la frontera con Francia y el cielo se oscureció. Comenzó a pintarse con nubes grises. Una vez más las rectilíneas y aburridas autovías francesas atravesando inmensos campos o bosques, todo de un verde inmaculado. Las nubes rompieron en agua justo cuando llegamos a Solférino y pensábamos salir a dar un breve paseo para que Tula se desentumeciera. Tuvimos que esperar hasta pasadas las 20 horas en que la lluvia cesó y se abrió un pequeño claro que nos permitió salir. Al principio iba al paso y luego ya de vuelta, comenzó con su trotecillo. Eso me tranquilizó, pero ese trote, no era como el de antes del martes. Era más cansino, más forzado aunque sigue teniendo apetito y como no, pidiendo nuestra comida.

La noche llegó pronto y nos fuimos a la cama hasta que a las 7 de la mañana nos despertamos. Había niebla. No me gusta nada para conducir. Nos quedamos un poco descansando porque Burdeos estaba a una hora y queríamos evitar los posibles atascos de la primera hora de la mañana. Mientras desayunábamos  la niebla fue levantando para disolverse del todo cuando partimos alrededor de las 9 de la mañana.

Condujimos par la autovía para tomar luego la N-10, la del fatídico accidente hace 12 años. Los dos íbamos sobrecogidos. No reconocimos el punto exacto, pero si más o menos la zona. Lo tengo gravado en mi memoria. Sobre las 12 paramos en un aire con la idea de no romper el ritmo de nuestra amiga que en casa suele salir a pasear sobre esa hora. Así lo hicimos aunque lo redujimos a unos 20’ en los que fue muy tranquila.

Cambio de conductor y a buscar Super U donde echar gasoil a un precio aceptable para continuar de nuevo la conducción hasta la hora de comer. Íbamos muy bien de tiempo así que esta vez nos podíamos permitir un pequeño descanso después de la comida. Pero la mala suerte nos empujó a no estacionar en un aire lleno de camiones donde siempre había alguno con el motor encendido, y en el segundo aire de descanso aparcamos junto a un camión español que no apagó el motor así que  decidimos marcharnos y poner rumbo a Meung Sur loira, a un área de autocaravanas.

Pero cuando llegamos, y serían solo las 17 horas, estaba completa. Y hoy es jueves del mes de abril, nublado, ni siquiera hace un día de  luminoso sol. Incomprensible. El aparcamiento de al lado, donde leímos que alguna autocaravana aparcaba, también estaba completo así que rápidamente decidimos buscar otro, y estamos ahora en Dry a unos 3,5 km de Meung Sur Loira, en un área gratuita, no con el encanto de la otra, pero sí parece muy tranquila….a no ser por las campanadas del reloj de la iglesia que se oyen bastante bien y que leo que están hasta las 12 de la noche. Si me duermo antes de esa hora, como así será, tocará poner tapones.

Estamos al borde del pueblo junto a un parque y campos de deportes. Saldremos en un rato a desperezar a nuestra amiga peluda a ver cómo responde a un breve paseo aunque ella ya en casa estaría toda la tarde hecha una rosca hasta las 20,30 en que se acerca la hora de la cena.

En nuestro breve paseo nos detenemos frente a una bonita casa que en su puerta tiene el letrero de “puerta del sol” y entablamos una breve y animada conversación con su dueño, hijo de una inmigrante española.

26 de abril,viernes.

Itinerario:  Dry-Amberes

Pernocta: Area de Amberes (51.1900, 4.4008)

A las 20 horas conseguimos comenzar a relajarnos de un día duro. Estamos en Amberes en el área de autocaravanas, un sitio tranquilo en un parque, rodeados de árboles de un porte considerable, pero un lugar muy descuidado. Somos bastantes aunque dista mucho de estar lleno  y nos hemos agrupado mayoritariamente en una zona adoquinada pese a haber mucho espacio sobre hierba que es bastante más agradable. Parece que pocos se quieren arriesgar a que llueva mucho y se embarre y tengamos problemas para salir. 15 euros

Sobre las 8,30 hemos dejado el área de Dry. Noche muy tranquila y afortunadamente el reloj del campanario ha dejado de sonar a las 22 horas y hasta las 7. En luz en el área, se gastan poco, porque no estaba iluminada, pero tampoco hacía falta. Comprobaríamos a lo largo del viaje que es algo muy habitual en Francia, incluso en pueblos pequeños. No hay iluminación. No es que sea pobre, es que sencillamente, no la hay.

Y hemos puesto rumbo a …París en una mañana que parecía la más soleada de las que hemos tenido hasta ahora desde que hemos atravesado la frontera, pero digo que se parecía, porque tenues y suaves nubes ocultaban el sol.

Y Paris, es un atasco, se vaya por donde se vaya y a la hora a la que sea. De hecho, esperamos un poco para evitar la hora punta, pero pese a entrar por sus anillos sobre las 10,30, nos comimos algún atasco que otro. Y gracias a los benditos navegadores la cruzamos sin ningún fallo.

Y pronto pusimos rumbo Norte. Pagos de autopista, uno tras otro. Es una sangría auténtica y sorprendentemente mucha densidad de tráfico, muchos turismos y muchos, muchos camiones. Hemos tenido incluso dificultad para comer ya que hemos entrado en dos "aires" y estaban llenos de camiones y ya en el tercero nos hemos quedado y pese a haber espacio suficiente, se nos han puesto dos camiones a cada lado y muy cerca de nosotros. Parecía un mensaje claro de que nos fuéramos, que ese era su sitio. El problema era que en la zona de turismos no cabemos, y los camiones no nos quieren. Sumamos que era viernes y posiblemente se estaban preparando para pasar el fin de semana.

Así que medio “expulsados”  y advertidos por el navegador de un gran atasco a la entrada de Amberes, después de comer hemos partido de forma inmediata. El atasco estaba avisado ya desde las 13 horas y pensamos ingenuamente que a nuestra llegada ya no habría. Pero digo ingenuamente.

Primero hemos atravesado zonas de una gran densidad de tráfico y con muchos camiones cuya conducción era agobiante ya que si en Francia se les prohíbe adelantar y lo cumplen, aquí en Bélgica parece reinar la anarquía y ocupan todos los carriles de la autopista excepto el izquierdo. Así que resulta estresante conducir con tanto tráfico y tanto camionazo que corre y empuja. Hemos salido en un Auchan antes de entrar en Bélgica para echar gasoil ya que yo no quería estar justa por el funcionamiento de la calefacción y dado que podríamos estar parados en Amberes  dos noches.

De nuevo en la autovía el tráfico ha sido relativamente fluido hasta unos 7 km de nuestro destino. El navegador seguía avisando de atasco y nos daba, para 70 km, primero una hora y media para convertirse después en dos. Y de pronto nos hemos quedado atrapados en un gigantesco "bouchon" a escasos kilómetros de nuestro destino. Y si cuando salimos de Dry la hora  prevista de llegada que marcaba el navegador eran  las 15,40 horas,  ha empezado a demorar la llegada sucesivamente hasta las 17 horas para conseguirlo al final a las 18. Una pesadilla y tengo que decir que no había ninguna explicación lógica para esto, no había accidentes, nada. Debe ser lo habitual. Puedo decir sin equivocarme que en mis 63 años es la mayor congestión que he pillado, y también puedo decir que los mayores atascos que he sufrido han sido siempre fuera de mi país. Para que nos quejemos.

Nos hemos duchado y ahora intentaremos relajarnos un poco antes de cenar para irnos a la cama creo que no muy tarde.

Añadir que Tula parece más animada, menos amodorrada y su caminar es algo más alegre. Ahora descansa, como siempre en alguno de nuestros sillones. Mañana atacaremos Amberes.

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